La Virgen de Fátima “fue” al Muro de Berlín en 1978… y llegó un Papa polaco y el Muro cayó

El mundo celebró este noviembre los 25 años de la caída del Muro de Berlín y los regímenes comunistas en Europa Oriental. Este proceso histórico tiene una conexión mariana que empieza en 1917 y cristaliza en 1978.

En la tercera aparición de la Virgen a los niños videntes de Fátima, el 13 de julio de 1917, Rusia ya no era el viejo imperio zarista (había abdicado el 2 de marzo) pero todavía no era un régimen comunista.

Gobernaba Kerénsky y un gobierno provisional, las tropas rusas retrocedían ante alemanes y austrohúngaros y toda Europa estaba enzarzada en la Primera Guerra Mundial.

Fue entonces cuando, según los videntes, la Virgen les dijo que más adelante volvería para pedir la Consagración de Rusia a Su Inmaculado Corazón. Y añadió: ‘Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas. Por fin, Mi Inmaculado Corazón triunfará.El Santo Padre Me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz.’

El caso es que en Rusia el 26 de septiembre la Revolución bolchevique triunfó y Lenin era el presidente de lo que iba a ser la Unión Soviética.

Efectivamente, Rusia esparció el comunismo por el mundo (un tercio de los territorios emergidos en el planeta llegarían a asumir una forma u otra de comunismo) y los cristianos martirizados en los 70 años siguientes (95 si seguimos contando la situación en Cuba, China y sureste asiático) serían incontables.

La gran expansión del comunismo llegó con el final de la Segunda Guerra Mundial, al tomar control de los países de Europa Oriental. Muchos cristianos volvieron los ojos a la Virgen y a la promesa de Fátima: “Rusia se convertirá”.

En 1947 una imagen peregrina de la Virgen de Fátima intentó ser llevada por los países del Este. No pudo ser, ni tampoco después, y menos aún desde 1961, con la construcción del Muro de Berlín, símbolo de la división del mundo.

Sin embargo, en 1978 la imagen peregrina de la Virgen de Fátima por fin logró llegar a los países del bloque comunista. Pasó por Hungría, por Checoslovaquia, por Varsovia y el santuario mariano de Czestochowa… y llegó al Berlín Occidental.

Por fin, la imagen de la Virgen de Fátima se encaraba con el Muro de Berlín. Era el 8 de mayo de 1978. Un grupo de católicos y cuatro sacerdotes llevaban a la Virgen y dirigían un rezo del Rosario ante el Muro.

En el lado comunista, las autoridades habían colocado una grúa bien grande y ruidosa que tapara la vista de la ceremonia y que con el ruido ocultara las oraciones. Tenían cierta práctica en ese tipo de operaciones.

Acabada la oración, no pareció que pasara nada en ese momento. Pero 5 meses después un polaco, un eslavo forjado sacerdotalmente bajo el comunismo, era elegido Papa. Era algo inconcebible, y fue el empujón que acabaría hundiendo el Muro. El año que la Virgen llegó al Muro fue el año que San Juan Pablo II cruzó el Muro y empezó el cambio.

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La conexión con Fátima se reforzó cuando San Juan Pablo II fue tiroteado por el pistolero Alí Agca el 13 de mayo de 1981, día de la Virgen de Fátima. Él atribuyó a la Virgen que el pistolero no llegara a matarle. Eso entroncaba además con otra profecía de Fátima: la del “obispo vestido de blanco” que resultaba “muerto por un grupo de soldados que le disparaban varios tiros de arma de fuego y flecha”.

El 25 de marzo de 1984 en la plaza de San Pedro en Roma, ante una imagen de la Virgen de Fátima Juan Pablo II consagró el mundo al Inmaculado Corazón de Maria, en unión con todos los obispos del Mundo. Cinco años después, el bloque del Este se hundía.

¿Se convirtió Rusia?

Hay, por supuesto, un debate sobre si realmente esta consagración de Juan Pablo II era la que pedía la Virgen de Fátima (ya que no sería lo mismo una consagración “de Rusia” que una “del mundo”, incluyendo Rusia).

Y hay debate sobre si lo de “Rusia se convertirá” ya ha sucedido, está sucediendo o aún no ha empezado a suceder. Desde 1989 se han abierto miles de iglesias en Rusia, y la inmensa mayoría de rusos se declaran cristianos ortodoxos. Pero apenas un 2% se molestan en ir a las iglesias en Navidad o Pascua.

Probablemente la conversión de Rusia, como la de cualquier persona, es un proceso siempre en marcha, que nunca se acaba.

Fuente: ReL