Porque Jesús mismo nos mostró el valor de la oración…
“Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán…” (Lc. 11,9)
“Jesús les propuso este ejemplo sobre la necesidad de orar siempre, sin desfallecer: «En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaba nadie. En esa misma ciudad había una viuda que venía donde él a decirle: ¡Hazme justicia contra mi adversario! El juez no le hizo caso durante un buen tiempo. Pero al final pensó: Aunque no temo a Dios ni me importa nadie, esta viuda me molesta tanto que le voy a hacer justicia; así ya no volverá más a romperme la cabeza»
Y el Señor dijo: «¿Se han fijado en las palabras del juez injusto? Ahora bien, ¿Dios no les hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Se tardara en responderles? Todo lo contrario; pues les aseguro que Dios hará justicia a favor de ellos, y lo hará pronto. (Lc. 18,1-8)”
Por qué es hoy urgente la oración
Porque la violencia, el relativismo moral, el egoísmo, el consumismo, la ausencia de caridad y tantos otros signos de muerte que padecen las personas son hoy un desafío directo a nuestra identidad de hijos de Dios.
Porque a la luz de la Palabra de Dios y la comprensión que de ella hacen nuestros pastores, concluimos que sin el encuentro cotidiano con Dios, sin sus gracias –que alcanzamos mediante la oración- nuestro trabajo resulta vano y estéril; si el Señor por medio del Espíritu Santo no hace fructificar según Su Palabra nuestras actividades, perdemos miserablemente nuestro tiempo. “Sin mí nada podéis hacer” (Jn. 15,5), señala Jesús.
“Sin silencio no hay oración; sin oración no hay fe; sin fe no hay amor; sin amor no hay servicio” (Madre Teresa de Calcuta).
Porque al rezar el rosario nos unimos con Jesús y María en Sus gozos, Sus dolores, Su gloria y la Luz de Su palabra, encontrando así nuestra real identidad de hijos de Dios.
Un Rosario por Chile promueve la fe y esperanza en la fuerza mediadora de la Santísima Virgen a través del rezo del Rosario.