Un Rosario, el arma que la señora del aseo le dio a Ruminot cuando se moría de cáncer
Pedro Ruminot es un conocido artista chileno de 38 años que desempeña su profesión como productor, presentador, humorista, guionista y también empresario. Fue premiado en el prestigioso festival de Viña del Mar, pero antes pasó por un momento en su vida que ni el humor, ni la fama ni el dinero pudieron ayudarle, sino un inesperado encuentro con Dios.
Ocurrió después de que le detectasen un extraño cáncer en la parte posterior del corazón, dándole unas escasas esperanzas de vida. Quiso contar este testimonio en el matinal de televisión Mucho Gusto, dejando boquiabiertos a conductores y público, que no conocían la fuerza con la que Dios actuó en su vida.
La noche en la que iba a morir
Era 2007 y estando en el hospital rodeado de enfermos comenzó a llorar porque le dijeron que esa misma noche podía morir. Y aunque ahora lo relata con humor, en aquel momento descubrió lo que había en su corazón.
Ruminot confesó que no se enojó con Dios debido a la enfermedad, sino que se acercó más a Él. “Tuve una crianza muy católica. Mi abuelita hacía el Mes de María en la casa y yo lo hacía con ella. Y después, cuando uno es adolescente y está estudiando empieza a escuchar: ‘no, yo creo, porque soy inteligente ahora’. Pasó que me acerqué mucho más”.
Sin embargo, en el hospital –explica– “yo estaba muy mal porque me dijeron que me iba a morir. Me dijeron: ‘esta noche seguramente te vas a morir’. Y durante la noche estaba en una sala común en el Instituto del Tórax en Providencia, con puros abuelitos, que todas las semanas se iba uno. Uno despertaba y decía: ‘¿oye, y don Jorge?’. Ya no está”.
La señora del aseo que le habló de Dios
Entonces durante la madrugada, una de las trabajadoras de la limpieza del hospital entró en la habitación y le escuchó llorar. “¿Por qué estás llorando?”, preguntó esta señora a Ruminot. “Porque dicen que me voy morir ahora”, respondió. “¿Y usted cree en Dios?”, volvió a preguntar ella, a lo que él dijo: “Sí, pero no mucho”. Esta mujer se limitó a decirle: “Crea”, y se marchó. Al rato volvió y llevó al enfermo un Rosario. “‘Vaya a rezar a la capilla’, me dijo. Y me fui a rezar”.
En aquel momento de angustia, Pedro pensó que “esto no es algo que haya pasado porque sí. El hecho de que la señora haya ido pasando, que me haya escuchado, que se haya acercado, que me haya regalado su rosario, fue bien impactante. Lo tomé como una señal súper importante. Porque además era muy humana”.
Un gesto que cambió el curso de la enfermedad
Antes no había tenido tan buena aceptación y cuando un sacerdote acudió un día a darle la extremaunción lo echó de la habitación. “¡Te vas! ¡Yo no me voy a morir! ¡Te vas!”, le dijo. Ahora, Ruminot recuerda que era un cura anciano y “que ahora me acuerdo y me siento mal. Pero en ese momento fue ‘¡no me voy a morir y fuera de acá!’”.
Sin embargo, el humilde gesto de esta mujer dándole un Rosario e invitándole a ir a rezarlo a la capilla tocó su corazón. “Llegó una señora de la nada, que estaba limpiando, y me regaló esto. Lo tomé como una señal. Dije: ‘esto es demasiado potente, algo me quiere decir’, y me acerqué mucho más”.
Un católico en una profesión con poca fe
Agarrado a aquel Rosario y a una fe renovada, Pedro no murió esa noche y durante años luchó contra este cáncer hasta conseguir vencerlo completamente. Las lágrimas de miedo se convirtieron en agradecimiento a Dios y los instrumentos que utilizó para salvarlo, como fue en este caso, la señora que le dio el Rosario.
Una vez sano, llegó su gran éxito como profesional, y asegura que “hago bromas con mis colegas, creo que soy el único del stand up (comedia en directo) católico, el único que cree en Dios”.
Ahora vive su fe con naturalidad agradecido a Dios y a la Virgen y visitando santuarios marianos como el de Lo Vásquez, sabiendo que fue sacado del abismo profundo. Y da testimonio en directo en la televisión mostrando a un país como Chile, azotado por los escándalos de los abusos, la otra y verdadera cara de la Iglesia, la que da esperanza y vida.
Fuente: ReL
Alabado sea Dios y su madre la virgen María amen