San Alfonso de Ligorio: Confianza en la Oración

San Alfonso de Ligorio argumenta sobre la confianza que debe distinguir nuestra oración, cualquiera sea la circunstancia, puesto que Dios siempre atenderá al que lo busca:
«¿Acaso se oyó alguna vez que se haya perdido el que confió en el Señor? Ninguno jamás esperó en el Señor y se quedó confundido. San Agustín pregunta: ¿Será Dios tan mezquino que se ofrezca a sacarnos con bien de los peligros si acudimos a Él, y luego nos deje solos y abandonados? Y responde: No, Dios no es un charlatán que se ofrece con palabras a sostenernos, y retira el hombro cuando queremos apoyarnos en Él.
«Bienaventurado el hombre que espera en Ti, decía al Señor el Profeta Rey [David]. ¿Por qué? Responde el mismo Santo Rey: Porque a aquel que confía en Dios lo rodeará por todas partes la misericordia divina. Y de tal modo será ceñido y cubierto de la protección de Dios, que estará bien seguro contra todos sus enemigos y no correrá ningún peligro de perderse.
«Por eso no se cansa el Apóstol de exhortarnos a que no perdamos nunca la confianza en Dios, porque le está reservada una gran recompensa. Como sea nuestra confianza, así serán las gracias que recibiremos de Dios. Si es grande, grandes serán las gracias divinas. Confianza grande, cosas grandes merece, escribía San Bernardo, y añadía que la misericordia divina es fuente abundantísima y que el que a ella acude con vaso grande, cuanto mayor sea el vaso de confianza con que acudimos a ella, mayor es la cantidad de gracias que recibimos.»
San Alfonso de Ligorio, «La Oración, Gran Medio de Salvación»