Cuando la Virgen del Rosario de Fátima cruzó Italia para visitar a un santo enfermo

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Entre las muchas ocasiones en que el misterio de Dios se manifestó en la vida de San Pío de Pietrelcina, una especialmente conmovedora tiene relación con Nuestra Señora de Fátima.

El Padre Pío se enfrentó a una dura enfermedad a sus 72 años. Fue en 1959 cuando una pleuresía –inflamación de los tejidos que recubren los pulmones y el tórax– lo afectó con gravedad, causándole un agudo dolor en el pecho que le hacía difícil respirar.

Lo que no sabían en ese momento sus cercanos era que el santo capuchino había sido informado de una imagen de Nuestra Señora de Fátima que peregrinaría por varias ciudades y santuarios italianos; ante esto, con un fogoso impulso de amor y entrega total, se ofreció como víctima a la Virgen para que dicha visita produjera abundantes frutos espirituales. El cielo no pasó por alto la ofrenda: el 25 de abril de 1959, mismo día en que la imagen de María aterrizaba en Italia, el Padre Pío cayó enfermo. Así permaneció, casi siempre en cama y a veces ingresado al hospital “Casa Alivio del Sufrimiento”, hasta el día 7 de agosto. Durante todo ese tiempo mantuvo la costumbre de compartir un pensamiento espiritual junto con la oración del Ángelus a mediodía, insistiendo con más ahínco en la devoción a María, en la imitación de sus virtudes y en el rezo del Rosario.

Mientras tanto la imagen de Fátima recorría distintas localidades… sin que el Padre Pío pudiera participar debido a su delicado estado. No obstante, la peregrinación había incluido en su ruta la pequeña ciudad de San Giovanni Rotondo, adonde llegó la imagen el 6 de agosto, siendo recibida con gozo en el santuario de Nuestra Señora de la Gracias del convento de Capuchinos.

La Madre viene a encontrarse con su hijo
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Lo que ocurrió a continuación es relatado por un testigo ocular, Fray Rafael de Sant’Elia a Pianisi:

“La iglesia permanece abierta día y noche, siempre abarrotada de fieles. El Padre Pío está en cama y reza. Al día siguiente, 7 de agosto, lo bajan a la iglesia, sentado en una silla, y cada tanto se detienen para no cansarlo. Cuando está a los pies de la Virgen, conmovido y con lágrimas en los ojos, la besa con afecto y coloca en sus manos un Rosario bendecido por él; después lo suben nuevamente a su cuarto, porque está cansado y temen un colapso; son ya más de tres meses de enfermedad, de ayuno y de cama… Por la tarde, la Virgen es llevada a la Casa Alivio del Sufrimiento, donde recorre todas las secciones, y, por fin, es subida a la terraza, donde el helicóptero está preparado para partir”.

En ese momento, prosigue Fray Rafael, el Padre Pío “manifiesta su deseo de querer saludarla antes de que se marche, y, de nuevo sentado en una silla, es llevado al coro de la nueva iglesia, desde donde se asoma a la plaza a través de una de sus ventanas”. Entre los vítores de una gran multitud, el helicóptero emprende su vuelo, pero antes de iniciar su ruta da tres vueltas sobre el convento a manera de despedida.

Entonces el Padre Pío, conmovido, dijo entre lágrimas: “Señora, Madre mía, viniste a Italia y me enfermé, ahora te vas a ir ¡y me dejas todavía enfermo!”. Fue en ese momento cuando se dio la sanación del santo. El Padre Pío sintió de repente un escalofrío, seguido por una sensación de calor y bienestar, y en seguida exclamó: “¡Estoy curado! ¡Nuestra Señora me curó!”. Al día siguiente ya podía celebrar misa en la iglesia y un médico que había llegado providencialmente, el doctor Gasbarrini, luego de examinarlo minuciosamente, confirmó su completa curación.

San Pío y su amor a María
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La devoción al Padre Pío a la Virgen María se expresó lo largo de su vida, de palabra y obra. Se dice que el santo solía rezar el Rosario de 15 misterios hasta 35 veces al día. Si tenía un consejo que dar a los católicos era el de “amar a la Señora y rezar el Rosario, porque el Rosario es el arma contra los males del mundo”.

San Pío de Pietrelcina decía que “el Santo Rosario es el arma de aquellos que quieren vencer todas las batallas” y exhortaba: “Invoquemos siempre el auxilio de Nuestra Señora”.

Fuente: Santuario Padre Pío / ACI Prensa