Inglaterra redescubre el Rosario

Gran Bretaña disfruta un rebrote de piedad mariana, dejando atrás casi medio siglo de retroceso en la materia.

A principios de octubre, el Arzobispo de Liverpool, Mons. Malcolm McMahon, pidió a todos los sacerdotes de su arquidiócesis que invitaran a los fieles a reavivar la práctica de rezar el rosario de manera periódica, si no diaria.

En respuesta, algunos sacerdotes decidieron dedicar la homilía para contar a sus comunidades de fieles la historia del rosario, cómo rezarlo y los beneficios que obtendrán haciéndose parte de esta devoción.

Por ejemplo, un párroco sugería a sus oyentes rezar el rosario mientras pasean a sus mascotas o mientras esperan el bus en un paradero; y si no tienen un rosario o un denario para llevar la cuenta de avemarías, pueden usar sus dedos.

El arzobispo McMahon pertenece a la Orden de Santo Domingo, conocida por divulgar el rosario. Por su parte, en el norte de Londres el obispo auxiliar de Westminster, Mons. John Wilson, hizo una prédica similar durante la misa de Nuestra Señora del Rosario en el santuario del rosario de Haverstock Hill, diciendo a los presentes: “si van a llevarse algo con ustedes, que sea esto: rezar a menudo el rosario”.

El rosario está reviviendo en Inglaterra. Esto quedó en evidencia luego del evento “Rosario en las Costas”, del pasado mes de abril, el cual congregó a 10.000 católicos en casi 250 lugares. A principios de septiembre también hubo cifras elevadas para un acto conocido como “Rosario al pie de la Cruz” (Rosary under the Cross), convocado para orar por la vida, la fe y la paz en Gran Bretaña, y más adelante en el mismo mes 2000 personas acudieron a la “Cruzada del Rosario” en Londres.

Dichos eventos indican el resurgimiento de la piedad mariana en Inglaterra tras un retroceso de más de medio siglo. Esto llegará a un punto culminante en 2020 cuando los obispos renueven la consagración de Inglaterra como la Dote de María.

Este nuevo aire mariano ha obtenido un firme respaldo por parte de la jerarquía inglesa y además, del Papa. A principios de Octubre, Francisco pidió a los católicos no solamente que rezaran el rosario sino también que lo terminaran con la oración a San Miguel Arcángel, sumándose así al impulso que sus predecesores también dieron a esta devoción.

Los Papas y el Rosario

En efecto, y tal como apunta el Cardenal Francis Arinze en su libro “Veneración Mariana: Firmes Fundamentos” (2017), el rosario ha sido recomendado por varios Papas a lo largo de la historia, entre ellos el dominico San Pío V —famoso por instar a los cristianos que lo rezaran y así derrotar a los turcos en la batalla naval de Lepanto, como ocurrió— y también Pío VI, el venerable Pío XII, san Juan XXIII o Benedicto XVI, para nombrar unos pocos.

El Papa san Juan Pablo II proclamó un Año del Rosario en 2002 y añadió cinco nuevos Misterios —los Luminosos— a los de Gozo, Dolor y Gloria que se venían recitando durante siglos.

El recién canonizado Papa san Pablo VI también hizo una recomendación enfática en su exhortación apostólica Marialis Cultus (1974), señalando que “el Rosario a la Santísima Virgen debe ser considerado como una de las más excelentes y eficaces oraciones comunes que la familia cristiana está invitada a rezar.”

El mes de octubre fue consagrado al Rosario por el Papa León XIII en su encíclica de 1883, Supremi Apostolatus Officio.

En Inglaterra, cuatro años antes de la publicación de dicha encíclica, la sierva de Dios Teresa Higginson, mística y estigmatizada, obtuvo un puesto de profesora en Bootle, Liverpool, preguntándole al párroco el nombre de la “peor calle del sector”. Luego rezó especialmente los 15 misterios del Rosario por las familias de la calle Mordan, y pudo ver después cómo 27 personas de allí se confesaron y regresaron a la práctica de su fe.

Los santos han fomentado a menudo el rosario, entre ellos San Pío de Pietrelcina y San Luis María Grignion de Montfort; la misma Virgen María enriqueció el rosario al agregar la oración de Fátima, comunicada en Portugal hace más de un siglo.

La anécdota de la señora Higginson transmite un poco de lo que es el rosario: una oración de petición. Pero también es una oración meditativa y devocional, un medio de contemplar la Escritura con la capacidad de “formar cristianos según el corazón de Cristo”, como decía san Juan Pablo II en Rosarium Virginis Mariae, su exhortación apostólica de 2002.

Los obispos de Inglaterra y Gales están deseosos de promover el rosario por la misma razón que llamaron el Congreso Eucarístico Nacional [en septiembre pasado]: porque, al igual que la Adoración, el rezo del rosario ayuda a los fieles a conocer a Jesús y a acercarse a Él, a crecer en virtud y convertirse en santos.

El contexto de este reavivamiento es una sociedad post-cristiana. Una sociedad en la que, según Sherry Weddell, autora de Forming Intentional Disciples (Formando discípulos intencionales), “la gente que no cree personalmente, no se quedará” en la Iglesia ahora que los lazos culturales o familiares con el cristianismo están desapareciendo. Su fe, dijo, tiene que ser “o personalmente significativa, o se habrán ido”.

En la actualidad, muchas parroquias británicas florecen sólo gracias a los inmigrantes católicos que acuden a ellas. La inmigración es la razón por la que Escandinavia es la única parte de Europa donde la Iglesia Católica está creciendo. Pero, como señaló el Cardenal Andreas Arborelius de Estocolmo en una visita a la Abadía de Buckfast en mayo pasado, tal crecimiento será ilusorio si los hijos de los migrantes rechazan su fe en una cultura altamente secular.

En la visión del Papa Francisco, las parroquias deben hacerse misioneras; pero muchas parroquias sólo esperan sobrevivir. Es con el redescubrimiento del “tesoro inestimable” del rosario que estas iglesias pueden confiar en que sus oraciones serán escuchadas.


Fuente: Catholic Herald