Señor, cura mis dolores

Señor, me causa temor la enfermedad, me cuesta mucho estar limitado. Por eso vengo a ponerme en tus brazos. Si dejo mis inquietudes en tus manos, todo terminará bien aunque yo no sepa cómo y aunque no pueda controlarlo todo.

Jesús, mi Señor y mi Pastor, mírame: soy como un herido necesitado de tus cuidados. Cárgame sobre tus hombros y venda mis heridas. Tú que estás lleno de misericordia, toca todo mi ser, dañado a veces por mis nerviosismos y angustias.

Mira este cuerpo mío que es obra de tus amorosas manos. Armonízalo, para que pueda vivir con lucidez, con gozo, con paz. Sana toda raíz enferma que lleve dentro, destrúyela con tu fuego divino, con la vida nueva y poderosa de tu Resurrección.

Amén.


(Mons. Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica Santa María de los Buenos Aires, Argentina)