Reflexión para el mes de Junio

Este mes la Iglesia celebra solemnemente al Sagrado Corazón de Jesús.

Desde antiguo la Sagrada Escritura utilizó el corazón como imagen plena de la personalidad. Ya después de la Redención y tomando el mismo lenguaje inspirado, Jesús se manifestó ante almas elegidas de la Iglesia para reafirmar a todo el pueblo de Dios la profundidad y el ardor sin medida de su Amor divino hacia cada uno de nosotros, con frases de estremecedora ternura.

Entre esas manifestaciones (que en tiempos modernos llegan hasta las de Sor Josefa Menéndez y Santa Faustina Kowalska) destacan las que recibió Santa Margarita María Alacoque. Compartimos aquí, para reflexión durante este mes, parte de su relato de la Tercera Aparición del Señor, el primer viernes de junio de 1674:

Reflexión

“Una vez, estando expuesto el Santísimo Sacramento, se presentó Jesucristo resplandeciente de gloria, con sus cinco llagas que se presentaban como otros tantos soles, saliendo llamaradas de todas partes de Su Sagrada Humanidad, pero sobre todo de su adorable pecho, que parecía un horno encendido. Habiéndose abierto, me descubrió su amabilísimo y amante Corazón, que era el vivo manantial de las llamas. Entonces fue cuando me descubrió las inexplicables maravillas de su puro amor con que había amado hasta el exceso a los hombres, recibiendo solamente de ellos ingratitudes y desconocimiento.

“Eso —dijo Jesús— fue lo que más me dolió de todo cuanto sufrí en mi Pasión, mientras que si me correspondiesen con algo de amor, tendría por poco todo lo que hice por ellos y, de poder ser, aún habría querido hacer más. Sin embargo, sólo frialdades y desaires tienen para todo mi afán en procurarles el bien. Al menos dame tú el gusto de suplir su ingratitud de todo cuanto te sea dado, conforme a tus posibilidades. (…)

“Yo seré tu fortaleza, nada temas, sólo has de estar atenta a mi voz y a lo que exija de ti con el fin de prepararte para la realización de mis designios.”

Santa Margarita María Alacoque


Fuente: Corazones.org