El Santo Rosario, caja de resonancia de la Iglesia durante la elección del Pontífice

Mientras los cardenales se reunían en Cónclave para discernir al próximo Sucesor de Pedro, el pueblo fiel de Dios clamaba al Espíritu Santo recitando una y otra vez millones de Ave Marías alrededor del mundo.

Al conocerse la muerte de Papa Francisco la mañana del lunes 21 de abril de 2025, tras un pontificado de 13 años, la Iglesia entró en un periodo de luto y sede vacante, encaminándose a un nuevo cónclave. Por su parte el pueblo de Dios se volcó en oración incesante, respondiendo de corazón al pedido que siempre repetía el querido pontífice argentino: “No se olviden de rezar por mí”.

El miércoles 30 de abril, también los cardenales que se preparaban para el Cónclave pidieron explícitamente al pueblo cristiano orar por el proceso de elección, en una nota especial, instando a vivir estos días con “profundidad espiritual”, como un “evento de gracia y discernimiento”. “La oración es la verdadera fuerza que favorece la unidad en la Iglesia, uniendo a todos los miembros en un solo Cuerpo, el de Cristo”, prosigue la nota de los purpurados, quienes intentan ser “instrumentos humildes en manos de Dios”, dóciles a la acción del Espíritu Santo, quien es el “protagonista de la vida del Pueblo de Dios”. Confiaron también en la intercesión de la Virgen María y su cercanía materna a “la oración de toda la Iglesia en este tiempo crucial”.

De todas las oraciones elevadas en estos días destaca aquella que el fallecido Papa Francisco llamó “la oración de mi corazón”, el Rosario. Incontables iniciativas se multiplicaron en las redes sociales para clamar al Cielo con millones de Ave Marías, algo particularmente apropiado si recordamos que el Cónclave inició en mayo, mes de la Virgen María en Europa. Así, el santo Rosario pasó a ser una verdadera caja de resonancia de toda la Iglesia, mientras los cardenales permanecían reunidos.

“Los cardenales necesitan la oración de los pequeños”

Sylvain Detoc, sacerdote y teólogo dominico

En este contexto, el portal Vatican News conversó con el dominico Sylvain Detoc, especialista en teología del rosario, profesor en el Instituto Católico de Toulouse (Francia) y autor de numerosos libros. Compartimos a continuación extractos de dicha entrevista:

La unidad encuentra su principio en el Espíritu Santo que anima a la Iglesia. Sin el Espíritu Santo en la Iglesia, seríamos una especie de ONG. El Papa Francisco ha insistido mucho en esto. En el mejor de los casos, una ONG que hace el bien; en el peor, una ONG que no hace ningún bien. Pero sólo sería eso, una especie de techo de cristal que no logramos traspasar. El Espíritu Santo nos lleva al mundo de arriba, al mundo del Señor, al mundo de Dios. Él es quien da unidad a la Iglesia. Y cuando rezamos, nos preparamos para acoger esta unidad.

(…) El Espíritu Santo es el director de orquesta, que nos pone en sintonía unos con otros y nos une en esta oración unánime. Pienso en los apóstoles en el Cenáculo, que oraban en esta unidad de corazón para acoger la obra del Espíritu Santo por ellos, en ellos y a través de ellos. Hoy, en Roma, los sucesores de los apóstoles están reunidos y se preparan para participar en este proceso. No se trata de una cuestión puramente humana de elegir a un líder. Se trata de la apertura del corazón a una obra que nos supera, que viene de lo alto, de más allá de nosotros.

(…) En su invitación a la oración, los cardenales retoman la metáfora paulina del cuerpo vivo de la Iglesia. (…) Los órganos vitales no son el cuerpo, sino que están al servicio del cuerpo. Es sumamente hermoso que uno de los órganos vitales más decisivos [nota: el colegio cardenalicio] diga a cada célula del cuerpo: “Necesitamos a todos, necesitamos las oraciones de todos”. Me parece hermoso que se vean a sí mismos sirviendo a un cuerpo vivo que es más grande que ellos mismos.

Estamos en el calendario del tiempo después de Pascua, cuando los apóstoles, después de la resurrección de Jesús, atravesaban una especie de situación intermedia, sin saber muy bien qué hacer. Andaban a tientas.

“El Pentecostés” (detalle). El Greco, pintado hacia 1600

Después de la Resurrección y la Ascensión, María estaba con ellos. María reza con ellos. Mayo es el mes de María; no es algo cotidiano. La Iglesia siente la necesidad de unirse en la oración de los pequeños, la oración de los humildes. Hay mil anécdotas en la tradición popular que ponen de relieve la oración de los pequeños. 

Como la del gran predicador que, en el púlpito, pronuncia un sermón que obra maravillas; la gente se convierte y él se enorgullece de ello. El Espíritu Santo le muestra que, en realidad, la razón de ese éxito se encuentra en la viejecita que está debajo del púlpito, que reza su rosario, que reza humildemente. La oración de los pequeños mantiene en pie a la Iglesia. Es importante movilizar a todos en esta oración para acoger la voluntad del Espíritu Santo para la Iglesia. Ablandemos hoy nuestros corazones y escuchemos. ¿Qué dice el Espíritu a la Iglesia hoy? Todas las preguntas al margen no son más que cháchara mundana. (…) La Iglesia no es una obra de los hombres para Dios; es la obra de Dios en los hombres.

Los cardenales ingresan a la misa “Pro Eligendo Pontifice”. Basílica de San Pedro, 7 de mayo 2025