Emotiva confesión de una mujer que abandonó la industria del porno: “No volveré a ser la misma y doy gracias a Dios”

Brie

Gozaba del éxito como parte de una industria que degrada la dignidad humana. En un viaje a Italia la Virgen María tocó su corazón.

Hasta hace poco Bree Solstad disfrutaba los beneficios de ser una estrella del porno, como relata en una conversación con The Daily Signal.

Cuenta que fue bautizada en la Iglesia Luterana “cuando tenía 8 años” y participó de ella “toda” su infancia. Pero al empezar la universidad Bree dice que abandonó la fe y se adentró “en un estilo de vida de borracheras, drogas y promiscuidad”. En este ambiente conoció la industria del sexo, que la reclutó y encumbró como creadora de contenido pornográfico en multitud de páginas web durante una década.

Dios, admite Bree, no tenía nada que decir en su vida, en especial luego de una “terrible tragedia” que evita detallar, pero a raíz de la cual rezó, cuenta, “más profundamente que en cualquier otro momento”. Al no encontrar esas oraciones la respuesta que ella imaginó, sintió que “Dios” le “había dado la espalda” y reaccionó de igual manera… hasta que llegó el 2023.

Ese año Bree viajó a Italia, y cuenta que desde el primer momento se dedicó a visitar varias iglesias, pero no por asuntos de la fe sino “porque ahí está todo el arte”. Sin embargo, aquellas visitas fueron induciendo un cambio en su corazón: “Comencé a apreciar el arte y las iglesias por la teología que mostraban”, señala.

Lo que veía en la ciudad de Sorrento contrastaba con su formación protestante, explica, pues se topaba con enormes altares y crucifijos de Jesús en cualquier iglesia. Y no sólo era Cristo, sino que en particular le impactó ver –confidencia– “a la Virgen María en las esquinas de todas partes”; comenzó a sentir como si ella la estuviera llamando “de forma inesperada”.

Sin haberlo buscado se abrió a una íntima comunicación con la Madre de Dios que Bree describe así: “Cada vez que entraba a una iglesia la buscaba, podía sentir realmente su presencia. Quería saludarla y pedirle ayuda”. Luego, en Florencia y Roma continuó esta particular conversión de Bree que ella describe como un “torbellino de arrodillarse, rezar y hacer preguntas”.

Golpe de timón
Bree Solstad

Cuando regresó a los EE.UU., Bree dice que se cuestionó a sí misma. “Ya no me gustaba cómo era mi vida, odiaba mi trabajo, me sentía culpable y no podía dejar de pensar en todas las vidas que afecté negativamente”, lamenta.

Una moción del Espíritu Santo le llevó a buscar un sacerdote y fue entonces, tras una larga conversación, que todo “cambió de verdad”, cuando él “dijo que Dios me amaba”, señala Bree. Su alma se estremeció al punto de sentir lo que describe como “una lluvia de luces blancas y cálidas derramándose sobre mí”.

Esta certeza espiritual de ser amada por Dios –simbolizada en esas “luces blancas”–, dio a Bree una admirable firmeza para cambiar su vida de manera radical y anunciarlo públicamente en su cuenta de X: “Es una experiencia humillante y sé que muchos se burlarán de ella o la cuestionarán. Estoy renunciando a todos mis ingresos y entregando mi vida a Cristo. Dejo atrás mi vida de pecado desenfrenado, vicio, orgullo, libertinaje, vanidad y mentiras para –con la gracia de Dios– vivir una vida de verdad, belleza, obediencia a la voluntad divina de Dios, virtud y humildad”, dice el post que fijó en su perfil. Desde entonces es activa en redes sociales dando testimonio de Dios y declarando estar “profundamente enamorada de la Iglesia” y agradecida por la “riqueza” de la fe. Además de la devoción a María, Bree cuenta que su corazón se ha “removido” con el misterio de la Eucaristía. “Jesús está físicamente presente en la Eucaristía en todas las iglesias católicas del mundo. Mi vida nunca será la misma”, subraya.

“Nunca volveré a ser la misma”
Bree Solstad

El camino de conversión de Bree Solstad culminó el pasado miércoles santo al realizar su primera confesión y recibir en la Vigilia Pascual la Primera Comunión.

Nuevamente a través de su cuenta en X, Bree compartió emocionada que “estos instantes quedarán grabados para siempre. Mi vida ha cambiado mucho para mejor durante estos últimos meses, pero nada comparado a lo mucho que me transformó este momento. Nunca volveré a ser la misma y doy gracias a Dios por este hecho innegable”, afirma con entusiasmo y añade al concluir:

 “Todavía soy una pecadora, pero ahora tengo el sacramento de la confesión y me ha limpiado [de mis pecados]… Nuestras acciones tienen consecuencias reales en esta vida y, lo que es más importante, también para la eternidad”.

Fuente: CariFilii / The Daily Signal