Las 9 “ayudas” que te abren a las gracias de Dios rezando el Rosario

¿Se te hace cuesta arriba rezarlo? Estas nueve ayuditas vas a agradecerlas y de seguro harán feliz a tu Madre, la Virgen María.

La repetición de cada Ave María que evoca el saludo bíblico a la Madre de Dios al orar meditando cada uno de los misterios, te sumerge en un recorrido por la vida de Jesús y la Madre de Dios, fortaleciendo tu alma. Pero a muchas personas les resulta un desafío complejo siquiera darse el tiempo para orar con el Rosario.

Por eso aquí te ofrecemos 9 “ayudas” que te abren a las gracias de Dios rezando el Rosario.

1. Tener el Rosario en el bolsillo

Un rosario en el bolsillo es siempre recomendable para todo católico. Existe, por ejemplo, el denario con sólo diez cuentas y que puede llevarse fácilmente. Siempre que busques el teléfono o una llave antes de salir, recuerda también llevar el Rosario.

2. Aprovechar el tiempo libre también para rezar

En la vida cotidiana suelen aparecer “tiempos libres” que podemos aprovechar para el Rosario: cuandoesperamos la consulta médica, un bus, una llamada importante, etc. Y si la persona desea guardar su fe en privado, sin llamar la atención, puede utilizar sus manos: usemos los dedos, para contar con ellos las 10 Avemarías de cada misterio.

3. Rezar mientras se realizan quehaceres y deporte

Hay actividades que hacemos mecánicamente, como picar cebolla para el almuerzo, tender la ropa o lavar el auto. En estos momentos también se puede rezar el Rosario, porque las personas que se aman piensan en el otro sin importar la actividad que realicen. Así también, el Rosario ayuda a permanecer en sintonía con el corazón de Jesús y María.

Esto también funciona para muchos deportes: correr, andar en bicicleta o nadar son actividades en las que se puede rezar el Rosario al ritmo de la propia respiración (ya sea de forma interna o en voz alta si estás solo en un campo abierto).

maría atardecer el rosario

4. Las imágenes y la música también pueden ayudar

El Rosario es una oración contemplativa. Más importante que las palabras que usemos, es la predisposición de nuestro corazón para contemplar cada uno de los misterios.

Para este propósito se puede buscar en Internet 5 imágenes que nos ayuden a contemplar cada pasaje de la vida Cristo y María. Por otro lado, la música también puede ser útil si se ejecuta en un segundo plano para encontrar paz.

5. Canalizar nuestras distracciones para rezar

Es difícil una oración en la que no surjan distracciones. Una y otra vez los pensamientos vienen a nuestra mente: la lista de compras, el cumpleaños de un amigo, una enfermedad o una preocupación. Si luchamos contra ella en la oración, a menudo es peor.

Es mejor reunir estas “distracciones” y rezar un Avemaría por las personas, por los amigos y familiares, por uno mismo y los problemas. De este modo la oración se hace sincera y personal.

6. Rezar por el otro mientras nos desplazamos

En el camino al trabajo o a la escuela, ya sea en auto o en bus, en tren o caminando, es posible rezar el Rosario sin bajar la cabeza ni cerrar los ojos.

Rezar mientras nos desplazamos significa dedicar los Avemarías a las personas con las que hemos establecido contacto o visto durante el día; también por las empresas e instituciones que están en mi camino.

Por ejemplo, si veo a un doctor en mi camino puedo rezar por las personas que atenderán sus enfermedades con él.

7. Conectar cada misterio con una intención

No siempre se tiene que rezar el Rosario de corrido. A menudo puede ser útil conectar cada misterio con una preocupación particular: mi madre, un amigo, el Papa, los cristianos perseguidos. Cuanto más específico sea, mejor. La alabanza y dar gracias a Dios no deben tampoco estar ausentes.

8. Rezarlo en momentos de sequía espiritual

Nosotros los cristianos no somos “yoguis” que debemos cumplir con prácticas ascéticas para “vaciar” nuestra mente. Si bien nuestra relación con Dios está por encima de cualquier actividad, hay también momentos de sequía y aflicción en los que no se puede orar.

En estos momentos difíciles, tenemos que recogernos con el Rosario y simplemente recitar las oraciones. Esto no es una charla pagana, sino que aquella pequeña chispa de buena voluntad que ofrecemos a Dios, puede fomentar que el Espíritu Santo avive la llama de nuestro espíritu.

En tiempos difíciles, incluso puede ser suficiente sostener el Rosario sin pronunciar una palabra. Para Dios y su madre, esos momentos desolados se convierten en buena oración y ciertamente reciben respuesta.

9. Dormirse rezando el Rosario

Aparte de nuestros bolsillos, conviene dejar también el Rosario en nuestro velador, porque cuando tratamos de conciliar el sueño también se pueden rezar Avemarías… y es mejor que contar ovejas.

Se piensa que quienes experimentan más su debilidad (los mayores, los enfermos) son también quienes más se “aferran” al Rosario por la noche, debido a las promesas de seguridad, fortaleza y consuelo. Pero el Cielo no hace miramientos, y esas bendiciones son entregadas a cuantos las pidan. Por ende, también en los buenos tiempos hay que acordarse de esta oración y pedir por aquellos que sufren.

Por fin, desde Un Rosario por Chile aportamos también una idea para hacer más fácil la oración: dividir el rosario durante el día. Reparte las cinco decenas en diferentes momentos de la jornada, según tus actividades te lo permitan, y así podrás orar con menos presión y más atención.

Fuente: Libro El Rosario: Teología de rodillas, del sacerdote Florian Kolfhaus.

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