Una familia presbiteriana relata cómo el Espíritu Santo, el rezo del Rosario y la Eucaristía los llevaron a la fe católica
Después de un meditado proceso, que a los padres les llevó casi 18 años, todos los miembros de la familia Langdon fueron acogidos en la Iglesia durante la Eucaristía de la Vigilia Pascual del 8 de abril de 2023 en la Iglesia de St. Lawrence, en Lawrenceburg (Indiana).
Alex, Julie, Marie y Will Langdon se quedaron estupefactos cuando sus padres, Steve y Stephanie, les comunicaron que sentían un llamado de Dios a convertirse – ¡todos los miembros de la familia! – al catolicismo. La noticia era un terremoto pues desde que tenían memoria los niños habían sido formados en el presbiterianismo. Crecieron sabiendo que desde la cuna era la fe de su padre y también que su mamá la había abrazado ya hacía 28 años, cuando se vinculó con Steve, antes de casarse.
Además, la familia Langdon no sólo iba a los servicios presbiterianos, sino que estaban muy implicados en las iglesias a las que pertenecían. Steve ocupaba un cargo de autoridad pues había sido designado ‘anciano’; Stephanie iba a su iglesia actual “al menos cuatro o cinco veces por semana” y los cuatro hijos participaban activamente en diversos ministerios.
Por ello la respuesta de los hijos –que hace un año tenían entre 12 y 19 años–, tras escuchar la noticia, fue un impacto para sus padres. Esperaban resistencias y en cambio… “Todos afirmaron que de seguro era Dios quien nos estaba guiando por este nuevo camino”, recuerda Steve.
Para Steve, médico de familia en el Hospital St. Elizabeth Dearborn de Lawrenceburg (EE.UU.), pasar del presbiterianismo al catolicismo fue, dice, como “caminar por un pasillo cada vez más ancho. Luego de cruzar el umbral, descubrí que Dios y la Iglesia son mucho más grandes. La oportunidad de recibir las gracias de Dios es mucho mayor, él es más misericordioso de lo que jamás hubiere imaginado”.
Dejando la fe presbiteriana
Ese tránsito se inició hace casi 20 años, cuando un amigo de Steve “con un fuerte trasfondo de fe” empezó a dudar de sus creencias. Gracias a esta amistad y a un esfuerzo por reorientar la propia vida de fe tras el ajetreo de iniciar una carrera médica, “empecé a leer mucho, a los padres de la Iglesia en particular”, recuerda Steve. Así, “una lenta incorporación de sus reflexiones comenzó a filtrarse en mi mente y en mi vida”.
Ese tránsito continuó con los años. Enseñando historia de la Iglesia a los adultos de la iglesia presbiteriana, Steve se sorprendió un día comunicando “una visión de la Iglesia más amplia que la aceptada por el presbiterianismo. Estaba aprendiendo a leer la historia de la Iglesia desde Cristo hacia adelante en lugar que desde la Reforma hacia atrás”.
Irónicamente, otro cambio se produjo cuando Steve se preparaba para convertirse en anciano de su iglesia. A la hora de profesar la creencia en la “sola scriptura” –la idea de que la Biblia es la única fuente de autoridad para la fe y la práctica cristianas– le dijo a su pastor: “No creo que pueda ser posible. En última instancia, se necesita una autoridad viviente”. Aun así, fue nombrado anciano. Sin embargo, al entablar amistad con el nuevo pastor asociado de la congregación, dice Steve, “se dio cuenta de que mi forma de pensar era cada vez más católica”.
Pero el hecho de tener familia y “montones de amigos” en la congregación mantuvo a los Langdon comprometidos con su iglesia. Steve recuerda que él y Stephanie decidieron: “Hasta que Dios nos libere, seguiremos este camino”. La liberación ocurrió durante el invierno y la primavera de 2022. Entre otras señales, el pastor asociado y amigo de la pareja le dijo a Steve: “Es hora de que te vayas.”
En camino
Durante años Stephanie había estado muy ocupada educando a sus hijos en casa con un plan de estudios regular y creando “una liturgia del hogar” que incluía las Escrituras y el canto de himnos. Además, su horario flexible permitía a Stephanie y a sus hijos participar activamente en los diferentes ministerios de la iglesia. “Esa fue nuestra vida durante al menos cinco años”, dice.
En ese período Steve seguía “cambiando más”, preguntándose cuando sería el momento de que la familia empezara a ir a misa y se hiciera católica. Para Stephanie era distinto. “Yo iba con pies de plomo porque estaba muy comprometida con la comunidad de mi iglesia, y nuestras familias también estaban allí. Así que esto fue frenándolo hasta cierto punto, porque estábamos recorriendo este camino juntos”.
La Eucaristía y el Rosario
Justo en durante ese proceso, el año 2016, su padre enfermó y a medida que empeoraba –dice Stephanie–, le resultaba “muy difícil saber cómo rezar”. Pero una noche se sintió “guiada a buscar el rosario en Internet”, confidencia. Empezó a rezarlo y “poco a poco se fue convirtiendo en algo cada vez más importante en mi vida diaria“; incluso después de la muerte de su padre en 2018.
El punto de inflexión llegaría en 2021, cuando los Langdon estaban de vacaciones en Florida. En lugar de buscar una iglesia presbiteriana, la pareja optó por llevar a su familia a misa. “Estaban tocando música que habíamos cantado en nuestro servicio la semana anterior”, recuerda Stephanie. “Así que fue algo muy natural … una experiencia de adoración que sentí nos tocaba profundamente el corazón de Steven y el mío”. Fue esa misma noche cuando la pareja les dijo a sus hijos que sentían el llamado de Dios a convertirse –todos los miembros de la familia– al catolicismo.
Ser católicos es como estar “en casa”
Sobre los caminos de conversión de los hijos… Marie, de 18 años, reconoce que tardaron “un poco en asimilarlo. Pero una vez que empezamos a ir a misa, sentimos como un ‘aquí es donde se supone que debemos estar'”. Alex, de 13 años, complementa a su hermana destacando que fue importante también conocer “la historia de la Iglesia, con todos los santos y demás”. Julie, de 16 años, lo ratifica … “es muy importante que la Iglesia católica hunde sus raíces en la Iglesia primitiva”.
Para Will, de 20 años, lo esencial en la conversión que han vivido, dice, es el encuentro con la Eucaristía “y no importa cómo te sientas, porque estás adorando”, reitera. Marie le complementa diciendo que esa sensación de “estar en casa” se debe a que “la Eucaristía es el centro de la Misa. Se siente bien, especialmente con la presencia verdadera y creyendo [que] si Jesús está realmente allí, entonces esto es lo más importante”.
Después de un meditado proceso, que a los padres les llevó casi 18 años, todos los miembros de la familia Langdon fueron acogidos en la Iglesia durante la Eucaristía de la Vigilia Pascual del 8 de abril de 2023 en la Iglesia de St. Lawrence, en Lawrenceburg.
Fuente: Portaluz.org