Dos de sus siete hijos abrazan la vocación del orden sacerdotal y ocurrió rezando el rosario en familia
Christine y Bernie French siempre han visto su matrimonio como un “terreno fértil donde nutrir la vocación”, aunque jamás imaginaron los frutos que está dando su matrimonio.
No sólo son bendecidos con siete hijos. Sino que uno de ellos se ha hecho sacerdote, otro está estudiando como seminarista y no descartan que un tercero abrace también el orden sacerdotal. “Vemos como un gran privilegio y un honor para nosotros y para los niños que el Señor haya elegido a uno de los nuestros”, dice Bernie.
Tanto Christine como Bernie, que viven en la Costa Central de Estados Unidos, reconocen que siempre sintieron una fuerte llamada al matrimonio, pero estaban dispuestos a fomentar que sus hijos pudieran abrirse a otros llamados de Dios. “Para mí, siempre fue el matrimonio”, dice Christine. “Siempre he sentido un gran respeto por la vida religiosa, por los sacerdotes, las hermanas y hermanos, pero yo siempre quise ser madre”.
Rezar el rosario en familia
El hogar de los French es un lugar en el que la fe ocupa un lugar central. La familia reza el rosario, lee el Evangelio cada día y meditan el Catecismo de la Iglesia Católica. Así, tanto Samuel, “Sam”, como Matthew reconocen que este caminar diario en la fe ha nutrido sus vocaciones.
De forma coincidente, el año 2021 quedará en el recuerdo de ambos hermanos. Sam porque fue entonces que recibió el orden sacerdotal en la diócesis de Broken Bay y para Matthew por haber ingresado al seminario.
“Sé por mi propia experiencia de vida –confidencia padre Samuel– que se pierde mucho tiempo en el discernimiento por miedos y dudas innecesarias. ¿Estoy hecho para esto? ¿Soy lo suficientemente santo para ser sacerdote? Humanamente hablando, la respuesta a ambas preguntas siempre será no, y sin embargo la llamada permanece en tu corazón, ¿por qué? Porque la vocación no es tu voluntad, sino la de Dios, y es, en última instancia, una obra de su gracia que te llama más allá de lo que tú solo puedes lograr. Si sientes una llamada al sacerdocio acércate y habla con un sacerdote o ponte en contacto con el director de vocaciones. Sé un hombre, ármate de valor y nunca dejes que las dudas o los miedos te impidan hacer la voluntad de Dios; ¡el único camino seguro para tu verdadera realización y salvación!”.
Fuente: Portaluz.org