Mientras rezaba el Santo Rosario escuchó el llamado de Cristo

“Soy feliz porque me entrego con y para Jesús, es un misterio bellísimo y estoy muy admirada de lo que Dios me permite vivir”, dice Sor Maira desde Bolivia.
Maira Soliz Melgar es la hija primogénita de Juan Soliz y María Cristina Melgar. Nació en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), en el Municipio de La Guardia, el 22 de julio de 1991 donde también cursó sus primeros estudios. Cuando tenía 16 años Maira tuvo una particular experiencia que puso un sello indeleble en su alma. Ocurrió que, “mientras rezaba el Santo Rosario” –dice–, tuvo la certeza de escuchar en su alma la voz de Dios llamándola a dejarlo todo por seguirle.

Esta certeza vivida desde la fe le inquietaba y buscó el consejo de algunas religiosas de su pueblo que la acompañaron en su caminar. Para sus padres –recuerda– “al inicio les fue difícil comprender esta situación y por eso me hicieron esperar un año que, en los designios de Dios estaba bien, porque la vocación para mí, sobre todo en ese tiempo, fue un Misterio, una aventura. No estaba todo en mis manos, tenía miedo de fallarle al Señor… era como una barca que estaba a la orilla esperando mi respuesta y la única certeza que tenía era Jesús; Él estaba en una nueva barca esperándome, la barca de las Hermanas Franciscanas Angelinas a las que el Señor en sus designios nos convocó y reunió en la Novena a la Mamita de Cotoca”. Pocos días antes de partir como una peregrina más al Santuario de Cotoca le había pedido a la Santísima Virgen “encontrar la familia que Su Hijo había pensado” para ella, explica.
Tenía 17 años cuando inició su primera etapa de formación en febrero del 2009 con las Hermanas Franciscanas Angelinas. Tras doce años de formación el pasado 8 de diciembre Sor Maira Soliz realizó sus votos perpetuos junto a sus hermanas de comunidad Sor María Victoria y Sor María Celeste, en la Parroquia San Roque, durante la Eucaristía presidida por el Arzobispo, Mons. Sergio Gualberti.
“Me siento dichosa, amada, bendecida y con una paz de saber que Jesús va delante mío en esta entrega de la vida y pertenencia total a Dios. Soy feliz porque me entrego con y para Jesús, es un misterio bellísimo y estoy muy admirada de lo que Dios me permite vivir”, asegura Sor Maira.
Fuente: Portaluz.org