El sorpresivo regalo de su abuela sería un salvavidas para Cheri Bush

Cheri Bush
Cheri Bush

“Me sentía sola, asustada y alejada de la Iglesia. De hecho, sentía que había defraudado a Dios con algunas de mis decisiones vitales y que había echado por tierra su plan para mi vida”.


Tenía entonces 24 años y estaba cursando un máster en la Universidad Purdue (West Lafayette, Indiana, Estados Unidos) y para Cheri Bush cualquier promesa de futuro se veía abrumada por el dolor aplastante que copaba su mente.

“Me encontraba en una época especialmente oscura, viviendo lejos de Indianápolis por primera vez y sin conocer a nadie. Me sentía sola, asustada y alejada de la Iglesia. De hecho, sentía que había defraudado a Dios con algunas de mis decisiones vitales y que había echado por tierra su plan para mi vida. No sabía cómo encontrar el camino de vuelta a una relación con Él, y ni siquiera podía rezar, recuerda Cheri.

Durante ese período recibió por correo una carta y un regalo de su abuela, Virginia Hannon. La anciana mujer era una enfermera especialista en partos y había estado presente en el nacimiento de Cheri. Ahora a través de esa carta y regalo, estaba de nuevo junto a ella en este momento depresivo, invitándola a: ¡rezar el rosario! Incluso le adjuntaba lo que Cheri describe como “un folleto bellamente ilustrado sobre ‘cómo rezar el rosario’”.

Ante el folleto y a la petición de rezar el rosario la reacción de Cheri fue de rechazo… “Puse los ojos como platos pensando en las oraciones que una y otra vez se rezaban de memoria y en el aburrimiento que experimentaría. Lo dejé de lado”, confidencia. “Pero una noche, desesperada, decidí echarle un vistazo. Descubrí que había olvidado la mayoría de los misterios del rosario. Me intrigó la forma de meditar los misterios mientras rezaba las oraciones. Me di cuenta de que nunca había aprendido a rezar correctamente el rosario”.

Mientras estos pensamientos pasaban por su mente, recordaba a su abuela. Y la imaginó rezando con ella mientras empezaba a desgranar las cuentas del rosario por primera vez en mucho tiempo. Fue el comienzo de una conversión para Cheri Bush.

Cheri Bush

“Con el tiempo, mi corazón de piedra se ablandó. Me preguntaba si Dios me seguiría queriendo, aunque lo hubiera estropeado todo”.
 
La respuesta a si Dios la amaba a pesar de sus pobrezas no tardaría. Una nueva amiga y su marido asistían a la parroquia de Santo Tomás de Aquino en Purdue y la invitaron a ir a la iglesia con ellos. “Los sacerdotes eran jóvenes, divertidos y nos hablaban directamente a los universitarios. La música era estupenda. Empecé a ir a misa los domingos con regularidad, lo que me llevó a asistir a misa diaria y a unirme al coro y al equipo de pastoral juvenil”.
 
Esta conexión y compromiso con la Iglesia ha continuado desde entonces. Desde entonces Cheri ha servido como ministro juvenil de la parroquia, catequista, cantante y lectora. Miembro de la Parroquia de Santa Mónica en Indianápolis, también sirve ahora como directora de promoción de misiones para Caridades Católicas en la arquidiócesis. La época oscura de su vida ha sido sustituida por una alegría que brilla en su sonrisa.
 
“Resulta que no lo había estropeado todo”, reconoce, y finaliza diciendo: “Estoy muy agradecida a la abuela por su fe y la invitación a rezar el rosario que compartió conmigo hace casi 30 años”.


Fuente: Portaluz.org