Papa Francisco: “Cada vez que rezamos el Rosario damos un paso adelante a la meta”

Papa Francisco ha mostrado muchas veces la íntima devoción que nutre hacia María Santísima como refugio, intercesora y modelo de todo discípulo de Cristo. Con su estilo marcadamente pastoral el Santo Padre ha señalado a María (en la fiesta de la Asunción) como una invitación a levantar la mirada: “Miremos hacia arriba, el cielo está abierto; no despierta temor, ya no está distante, porque en el umbral del cielo hay una madre que nos espera”.
Contra las mezquindades de la vida, apoyémonos en el rosario
Ante los afligidos que viven con la mirada dirigida hacia abajo, “persiguiendo cosas de poca importancia: prejuicios, rencores, rivalidades, envidias, bienes materiales superfluos….”, en suma, mezquindades de la vida, el Papa recuerda que María invita a levantar la mirada a las “grandes cosas” que el Señor ha realizado en ella.
Y Francisco nos llama a tomarnos de la mano de la Virgen: “Cada vez que tomamos el Rosario en nuestras manos y lo rezamos, damos un paso adelante hacia la gran meta de la vida”.
María, toda santa y toda humilde
En la solemnidad de la Inmaculada (8 de diciembre) el Papa nuevamente reflexionó sobre María bajo esta mirada de identificación: “Para llenarse es necesario hacer espacio, vaciarse, hacerse a un lado. Justamente como hizo María, que supo escuchar la Palabra de Dios y confiar totalmente en su voluntad, acogiéndola sin reservas en su propia vida. Tanto es así que en ella la Palabra se hizo carne.” El Pontífice destacó que de acuerdo con el designio de Dios sobre ella, “María se convierte en la ‘toda bella’, en la ‘toda santa’, pero sin la más mínima sombra de complacencia” y agregó que la Virgen “es una obra maestra, pero permaneciendo humilde, pequeña, pobre. En ella se refleja la belleza de Dios que es todo amor, gracia, don de sí”.
En este sentido, el Papa Francisco explicó que “la disponibilidad a Dios se encuentra en la disponibilidad de hacerse cargo de las necesidades del prójimo. Todo esto sin clamor y sin ostentación, sin buscar lugares de honor, sin publicidad, porque la caridad y las obras de misericordia no necesitan ser exhibidas como un trofeo”.
Fuente: Aleteia / ACI Prensa