Janina Jandulska, mártir del Rosario: “Para nosotros Dios existe”
Janina Jandulska fue una joven mártir del Rosario en la Ucrania comunista. La Unión Soviética acabó fríamente con su vida debido a su fe, su gran devoción a la Virgen María y su negativa a negar a ese Dios que tanto amaba.
En su localidad ucraniana organizó grupos de oración del Rosario pese a la prohibición comunista, lo que no la hizo arrepentirse, sino que supo oponer firmeza, bondad y fe a las autoridades soviéticas.
Una noche oscura para la fe
Después de la Revolución Bolchevique de 1917, Ucrania empezó a formar parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La autoridad comunista se concentraría pronto en la figura de Stalin, quien desató una persecución violenta contra los cristianos en cualquier punto del antiguo imperio ruso.
En 1937 Janina Jandulska era una joven minusválida de 30 años que vivía junto a su madre en la aldea ucraniana de Wierzboviec. Al igual que muchas personas de su pueblo, empezó a formar parte de un grupo de oración llamado Rosario Viviente. Este tipo de grupos organizados por laicos, que ayudaron en la enseñanza del catecismo a jóvenes y proporcionaron apoyo espiritual y moral a muchos católicos, empezaron a surgir después de que la URSS iniciara el cierre de seminarios y el arresto de sacerdotes. A pesar de los riesgos, Janina aceptó ser anfitriona de una de las reuniones del Rosario Viviente en su casa. Sin embargo, un oficial comunista fue alertado de este hecho e informó a las autoridades.
“Para nosotros Dios existe”
Cuando la policía llegó a casa de Janina, fue arrestada y el fiscal la interrogó. A continuación la descripción:
– ¿Eres la encargada del Rosario?
– Sí, estoy a cargo del Rosario Viviente. Pero no es una organización, simplemente le rezamos a Dios.
– ¿Cuántos de ustedes están ahí?
– Quince.
– ¡Quince! Y dices que no es una organización. ¿Quién te reclutó y quién te envió literatura?
El fiscal no aceptó la respuesta de Janina de que el Rosario Viviente simplemente se reunía para orar a Dios. Entonces él le recordó:
– ¡Pero no hay Dios!
– Para ti no hay Dios, pero para nosotros Dios existe.
El fiscal miró a la mujer discapacitada frente a él, y señaló:
– Pero ahora estás aquí. Dime entonces, ¿quién te reemplazará?
– Alguien que cree en Dios.
Estas son las últimas palabras registradas de Janina Jandulska. Ante una verdad tan sencilla, ni el fiscal soviético ni nadie en el edificio fue capaz de oponer una réplica. Tras esto, consta que Janina fue llevada a otro lugar donde le quitaron la vida con un balazo en la cabeza.
Al poco tiempo, la madre de Janina fue informada de que su hija estaba muerta. La causa de muerte se definió falsamente como una “infección del hígado”.
Actualmente, la Unión Soviética no existe más, pero en el pueblo de Wierzboviec hay una humilde iglesia católica, y en el interior, hay una foto de Janina. Allí, aún recuerdan y le rezan a esta mártir del Santo Rosario.
Fuente: Cari Filii / Iglesia.info / ACIPrensa / NCR