Tyler Cloyd, pitcher de los Yankees: “en el Rosario tenemos fácil acceso a Jesús por María”

Tyler Cloyd

Nacido en Bellevue, Nebraska, el 16 de mayo de 1987, a sus 29 años Tyler Cloyd es Pitcher de los New York Yankees. Por estos días en que se recupera de una compleja cirugía (conocida como “Tommy John”) para reconstruir el ligamento colateral de su principal arma de trabajo, el codo del brazo derecho, Tyler conversó con National Catholic Register. Y confidencia que se siente feliz. Su paternidad y el amor de su esposa dan sentido a su vida. Pero también ha logrado aprender cuán bueno es poner todo en las manos de Dios. Con su esposa, dice, comprendieron lo que implicaba el error de ser católicos superficiales.

A continuación compartimos con ustedes esta entrevista en que el deportista norteamericano conversó de béisbol, de su familia y su rejuvenecido Catolicismo… un vínculo con Dios que da el real sentido, trascendente, a todo.

—Jugaste en las Grandes Ligas con los Philadelphia Phillies desde 2012 hasta 2013, aprendiendo el esfuerzo que demanda poder llegar allí. ¿Esperas nuevos desafíos una vez que tu brazo se haya sanado?

Tyler Cloyd: Sería lo ideal, trabajo por eso, tengo esperanza y hago oración. Por otro lado —considerando «el otro brazo»— Dios tiene un plan para todos nosotros; y para mí, eso puede involucrar las Mayores (ligas) o tal vez no. Yo prefiero la primera opción, pero Dios es indescriptiblemente más inteligente que yo, así que pase lo que pase será lo mejor.

La gente dice que es fácil llegar a las Grandes Ligas, pero es difícil permanecer allí. Puedo testificar que es así, ya que pasé dos años con los Phillies, pero aún no he vuelto a las Mayores. Aprendí de mis errores en Philadelphia, pero también de mi tiempo en las ligas Menores y en Korea.

En Philadelphia a veces estaba pensando más en el tipo de bateador que tenía al frente que en el «pitch» que debería tirarle. En otras ocasiones, logras captar cómo solo un milímetro en la zona de strike puede significar la diferencia entre un éxito o un error; deseaba hacer que cada lanzamiento fuera perfecto. He aprendido que, en lo que llamamos un «juego perfecto», es imposible literalmente controlar todo para que vaya como te gustaría; incluso los bateadores estrella son seres humanos. Ahora tiendo a no pensar en lo bueno, malo o mediocre que es el bateador, y he relajado mi deseo por la perfección completa. Sólo hago lo que puedo, y una vez que el balón está fuera de mis manos, está fuera de mis manos.

—Se comenta que le entregaste las riendas a Dios.

T. C.: En el béisbol y en cualquier otra cosa Dios es quien tiene el control. Él sabe qué sucederá, por supuesto; y cuando nos damos cuenta de esto, las cosas las vivimos más suavemente. Hemos sido liberados de las expectativas poco razonables y se nos invita a caminar humildemente, con Dios, como sus hijos.

En el fondo el catolicismo siempre estuvo en mí, pero durante muchos años tenía un asiento atrás del béisbol. El Pitching [lanzamiento de la bola en béisbol] era lo mío. Trabajé muy duro para ser talentoso en el béisbol, pero no pensé mucho en el origen del talento. En mi mente yo tenía una visión estrecha de la vida.

No iba a misa muy a menudo, pero con la llegada de mi esposa, Tonya, empezamos a ir juntos incluso antes de casarnos el 2010. Fue un paso en la dirección correcta, pero había más por entregar. Unos tres meses antes de casarnos, ambos tomamos conciencia que debíamos darnos a Dios por completo. Ser católicos superficiales no era algo bueno; así que empezamos a prestar atención a la llamada para dejarnos transformar en Cristo.

—¿Cuáles fueron algunas de las cosas que te ayudaron a progresar en esa transformación?

T. C.: El libro de Scott Hahn Rome Sweet Home (“Roma, Dulce Hogar – Nuestro camino al catolicismo”) es uno de mis favoritos. No soy en general un gran lector de libros, pero no podía esperar a salir del campo para leerlo… Hoy lo recomiendo a todos mis amigos, católicos o no, que cuestionan o son negativos hacia la Iglesia.

También ayudó en mi transformación la enseñanza sobre la «teología del cuerpo» de Papa San Juan Pablo II. Es simple, pero tan profunda, y realmente me permitió entender mi papel en la Iglesia, así como en mi matrimonio. ¡El gran don de ser un esposo y padre! La idea básica de la teología del cuerpo es que Dios nos creó hombre y mujer con propósitos específicos para cada uno. No es sólo una cuestión de distinciones arbitrarias; ser hombre o ser mujer involucra que llegamos con diferentes capacidades y responsabilidades, que se supone debemos poner unos al servicio de los otros.

Tyler CloydEn lugar de ver la belleza del cuerpo de una mujer incluyendo el don de la fertilidad, nuestra cultura ve a la fertilidad como una enfermedad que necesita controlar. La teología del cuerpo, sin embargo, muestra la forma en que siempre debemos estar abiertos al don de una nueva vida, incluso si se utiliza la planificación familiar natural. (Debo añadir, además que, a pesar de lo que ciertas falsas ideas populares propagan, la PFN es extremadamente científica y se basa en una comprensión de cómo funciona el cuerpo de una mujer.)

Una vez que me rendí a la verdad sobre la auténtica forma de amar –que significa: según el diseño de Dios–, mis ojos se abrieron a contemplar cuán realmente profundos son los dones de la masculinidad y la feminidad… Mi esposa y yo hemos hablado con dos grupos de jóvenes de secundaria sobre el amor verdadero. Soy verdaderamente horrible hablando en público, pero los jóvenes prestan más atención a los atletas profesionales que a los maestros o catequistas, así que utilicé mi estado para transmitirles este importante mensaje.

—¿Y la oración ha contribuido a esta transformación de Tyler Cloyd?

T. C.: Sin duda. Yo solía pensar en la oración como algo que sólo realizas en la iglesia. Pensaba que si no estabas de rodillas ante un altar, no era oración. Ahora pienso lo opuesto: que no hay lugar donde no puedas orar. Toda la creación pertenece a Dios, por lo que cualquier lugar podría ser el lugar adecuado para hablar con Él.

Hago oraciones cortas en diferentes momentos del día, pero el Rosario es como un conjunto de oraciones que me da mucha confianza. Incluso si no puedo conseguir rezar un rosario entero, al menos yo trato de completar una o dos decenas. Ahí [en el rosario] tenemos fácil el acceso a Jesús… ¡por María!, y luego un fácil acceso a Dios Padre por medio de Jesús. Algunas personas quieren saber el por qué no ir directamente a Jesús; pero María lo conoce mejor que cualquiera de nosotros; así es que cuando vamos a ella primero, nos da el «acceso preciso» al Jesús real…

—¿Cuál es su parte favorita del ser papá?

T. C.: Todo. Las fiestas de cumpleaños, los primeros pasos y las primeras palabras son agradables, pero también lo son esos tiempos en que los niños despiertan en medio de la noche o tropiezan o lloran. Soy muy afortunado de tener una hija de 2 años y un hijo de 1 año de edad…. Estoy muy contento porque estando en una relación profunda, paternal con los niños, todo se vuelve significativo. Está todo bien. Esta forma de vivir es muy útil para el béisbol también. En lugar de pensar que tienes que estar en las Mayores o ser un All-Star o lo que sea, simplemente valoras el poder jugar.


Fuente: Portaluz