Monseñor Stegmeier: “Espero un despertar de los cristianos”

Mons. Francisco Javier Stegmeier, obispo de Villarrica, ha tomado siempre posiciones muy claras a favor de la vida en su diócesis. Junto a esa experiencia pastoral, sus lúcidas opiniones respecto al aborto son importantes de conocer para los católicos chilenos. A continuación ofrecemos parte de una entrevista concedida al periódico digital Portaluz. El análisis social que ofrece Mons. Stegmeier no ha perdido un ápice de actualidad:

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Monseñor, Ud. afirmó la importancia de construir una “cultura de la vida”. ¿Confía en que los poderes ejecutivo y legislativo desistan de una ley de aborto?

Monseñor Stegmeier: Quienes creemos en el Señor, que es omnipotente, también creemos que es capaz de hacer grandes milagros y convertir incluso a los más endurecidos de corazón. Por eso, junto con la manifestación pública, invito a orar mucho. ¡La oración mueve montañas! Es importante la confianza en Dios. Dice el Señor en el Evangelio que “hay demonios que sólo se expulsan con la oración y el ayuno”. Yo reconozco que somos pobres, porque solo por nuestros medios no tenemos capacidad de llamar la atención de quienes más poder tienen en este mundo, pero tenemos todo el poder de Dios.

Yo creo que es posible cambiar la mentalidad de personas que están tratando de imponernos esta cultura de la muerte. Así que, por vía racional, hay que hacer ver que el aborto no tiene ningún sentido, ni médico, ni científico, ni nada. Después, a nivel de la concentración de personas en las manifestaciones: si no se logra captar por la razón, que al menos por el número de personas se den cuenta que la sociedad no quiere el aborto. Y en tercer lugar, está la confianza puesta completamente en Dios, quien es el que lleva adelante toda la historia y Él es capaz de hacer cumplir los milagros que nosotros no somos capaces.

¿Qué espera usted que ocurra en Chile?

M. S.: Frente a esta arremetida antihumana, anticristiana, espero que se produzca un despertar de los cristianos. Darnos cuenta que lo que hay detrás no es una neutralidad respecto a la persona, respecto a la familia y al matrimonio, sino que es un ataque frontal a estas instituciones que se basan en el derecho natural y que nacen de lo que es la persona humana. No es un problema cultural, o meramente religioso, sino que es atacar el concepto mismo de persona humana. Por lo tanto, cuando entra el aborto, estamos simplemente en presencia de un sistema político totalitario, disfrazado de democracia. Por tanto, si hay aborto, ninguna persona está libre de la arbitrariedad del poder político.

Hemos hablado de las estrategias y las consecuencias de esta cultura de la muerte. Pero, ¿contra quién o quiénes se está luchando?

M. S.: La Sagrada Escritura nos dice que el mundo yace bajo el poder del demonio. Por tanto, para un cristiano, detrás de la cultura de la muerte está el demonio, quien quiere que la obra de Dios se destruya. Pero, además de eso, hay tantas instituciones internacionales. Pensemos por ejemplo en las Naciones Unidas, la ONU mujeres, que tiene como finalidad principal llevar adelante la aprobación del aborto en todo el mundo, o tantas otras ONGs internacionales, dedicadas esencialmente a promover el aborto. Después, estos movimientos feministas, de género, que también tienen como trasfondo el aborto. Luego, usted sabe que hay una industria del aborto… hay intereses económicos muy fuertes en la promoción de esta ley del aborto.

Nosotros no contamos con ese apoyo. Piense en los medios de comunicación social; en general la televisión, el cine, la radio, la prensa, promueven el aborto. Es muy raro que en la televisión o en la prensa podamos tener un acceso igual de masivo para quienes promuevan la cultura de la vida. Es decir, vamos bastante solos y a contracorriente, pero con la certeza de contar con la presencia de Dios y de que esta batalla ya está ganada. Será larga, difícil, habrá muchos caídos, habrá muchas derrotas, pero la batalla está ganada porque contamos con la ayuda del Señor y también con la certeza racional, pues el aborto va en contra de todo argumento de razón, de fundamento científico, de ningún tipo. Por eso, tendrá que vencer finalmente la verdad respecto a este tema.

¿La oración es la mejor arma para impedir la promulgación de leyes contrarias a los valores del Evangelio?

M. S.: ¡Sí! Estoy seguro que es así, porque la oración es el arma de esta lucha por la vida. La defensa del niño por nacer no se puede aislar del seno materno ni del matrimonio como Dios quiere que sea, que constituye la familia, que a su vez es constitutiva de la sociedad. Y el último fundamento de esto es Dios, porque el hombre es a imagen y semejanza de Dios. Si Dios no está, tampoco la persona humana; si no hay persona humana, se puede matar y se puede hacer cualquier cosa con ella. Sin la persona humana tampoco habría distinción entre hombre y mujer, ni menos matrimonio.

Por eso, la defensa de la vida humana no es algo aislado. Con esta ley de aborto está en juego la concepción que tenemos del hombre en el matrimonio, en la familia, en la sociedad. Si no luchamos contra el aborto, simplemente Chile se volverá una sociedad inhumana, o más, antihumana.

Fuente: Portaluz.org