Los Beneficios del Ayuno
En artículos anteriores analizamos primero la necesidad de ayunar. Luego que fuese a pan y agua. Ahora cuáles son los beneficios que nos otorga esta práctica.
Por medio de la oración adherimos a Dios y por medio del ayuno, desprendemos nuestro corazón de las cosas que nos atan a las preocupaciones del mundo. El ayuno nos lleva a una nueva libertad de corazón y de mente. El ayuno es un llamado a la conversión dirigido a nuestro cuerpo. En otras palabras, es el proceso por el cual nos hacemos libres de las cosas materiales. Y al liberarnos de las cosas externas, nos liberamos también de las pasiones dentro de nosotros que encadenan nuestra vida interior.
Al fortalecer su espíritu, el hombre se dispone a hacer un espacio en su corazón, abierto a Dios y al prójimo. En efecto, si nosotros no poseemos la suficiente fortaleza interior para disculpar un insulto, o perdonar una injusticia, una terrible amargura podría apoderarse tanto de nuestro espíritu como de nuestro cuerpo. En otras palabras, el ayuno nos lleva a distinguir más fácilmente entre lo que es esencial y lo que no y por tanto, estaremos más dispuestos a asumir una actitud capaz de superar cualquier situación.
Testimonio
Comencé a ayunar porque mi mujer y mis hijos lo hacían; no quería que mi esposa tuviera que cocinar tan solo para mí. Al principio, nada extraordinario sucedió.
Una vez, algo sucedió que me mostró claramente la eficacia de la oración. Durante largo tiempo había estado en malos términos con mi hermano y me había acostumbrado a esa situación. No nos hablábamos el uno al otro y parecía no molestarme en lo más mínimo el hecho, de que nuestras esposas e hijos no se conocieran.
Un año después de haber comenzado a ayunar, me di cuenta de que esa situación me mortificaba y me hacía sentir incómodo. Continué orando y ayunando. Entonces, una mañana, tuve la extraordinaria sensación de haber sido liberado de una carga. Fui a ver a mi hermano y le pedí perdón. El también estaba listo. ¡Alabado sea el Señor y las gracias sean dadas a El! Ahora vivimos como verdaderos hermanos. Ahora esto es lo más importante para mi.
Fuente: “El Ayuno” Fr. Slavko Barbaric ofm.
