“El don más grande que Dios nos puede dar es el Espíritu Santo”, dice el Papa
En la oración pedimos muchas cosas, pero según el Papa Francisco el don más grande que Dios nos puede dar es el Espíritu Santo.
Así lo afirmó el Pontífice en la homilía matutina de la misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta este jueves 9 de octubre.
Al comentar el Evangelio del día, sobre la parábola de un hombre que tras tanto insistir obtiene de un amigo lo que pide, el Pontífice afirmó que Dios “tiene tanta misericordia”, por lo que al pedirle perdón podemos añadir “lo que la oración no osa esperar”
“Esto me ha hecho pensar: es propio de la misericordia de Dios no sólo perdonar – eso todos lo sabemos – sino ser generoso y dar más, más… Hemos pedido: ‘Y añade lo que la oración no osa esperar’. Nosotros quizá en la oración pedimos esto y esto, y ¡Él nos da más, siempre! ¡Siempre, cada vez más!”.
El Papa subrayó que en el Evangelio hay “tres palabras claves”: “el amigo, el Padre y el don”.
Jesús – dijo – “muestra a los discípulos lo que es la oración. Es como un hombre que va a medianoche a lo de un amigo para pedirle algo. Y observó que en la vida “hay amigos que son de oro”, que verdaderamente dan todo. Mientras “hay otros más o menos buenos”, y la Biblia nos dice ‘uno, dos o tres… ¡no más!’. Después, los demás son amigos, pero no como éstos”. E incluso si somos molestos y entrometidos “la relación de amistad hace que nos sea dado lo que nosotros pedimos”.
“Jesús da un paso hacia adelante y habla del Padre: ‘¿Qué padre entre ustedes, si un hijo le pide un pescado, le dará una serpiente en lugar del pescado? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?’… ‘Si ustedes entonces que son malos, sabes dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo!’”.
Por tanto – prosiguió Francisco – “no sólo el amigo que nos acompaña en el camino de la vida nos ayuda y nos da lo que pedimos: también el Padre del cielo” que “nos ama tanto y del cual Jesús ha dicho que se preocupa por dar de comer a los pájaros del campo.
Jesús quiere despertar la confianza en la oración” y dice: “Pidan y les será dado, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y a quien llama le será abierto”.
“Ésta es la oración: pedir, buscar y llamar al corazón de Dios”. Y el Padre “dará el Espíritu Santo a los que le piden”:
“Éste es el don, éste es el plus de Dios. Dios jamás te da un regalo, una cosa que le pides así, sin envolverlo bien, sin algo más que lo haga más bello. Y lo que el Señor, el Padre nos da de más es el Espíritu: el verdadero don del Padre es lo que la oración no osa esperar. ‘Yo pido esta gracia; pido esto, llamo y rezo tanto… Sólo espero que me dé esto. Y Él que es Padre, me da aquello y además: el don, el Espíritu Santo”.
“La oración – concluyó el Papa – se hace con el amigo, que es el compañero de camino de la vida, se hace con el Padre y se hace en el Espíritu Santo. El amigo es Jesús”:
“Es Él quien nos acompaña y nos enseña a rezar. Y nuestra oración debe ser así, trinitaria. Tantas veces: ‘¿Pero usted cree?’: ‘¡Sí! ¡Sí!’; ¿En qué cree?’; ‘¡En Dios!’; ‘¿Pero qué es Dios para usted?’; ‘¡Dios, Dios!’. Pero Dios no existe: ¡no se escandalicen! ¡Dios así no existe! Existe el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: son personas, no son una idea en el aire… ¡Este Dios spray no existe! ¡Existen las personas! Jesús es el compañero de camino que nos da lo que le pedimos; el Padre que nos cuida y nos ama; y el Espíritu Santo que es el don, es ese plus que da el Padre, lo que nuestra conciencia no osa esperar”.
Fuente: ReL