El Rosario, Ayuda en la Vida Diaria
Un Rosario por Chile ha repartido en forma gratuita más de 30 mil rosarios en todo el país. Es difícil saber qué sucede con las personas que los han recibido. Sin embargo en esta nota una de nuestras voluntarias de Santiago, Marcela Paz Balladares, nos cuenta los frutos que ha visto en algunas personas a quienes se los ha entregado: Ayuda en situaciones puntuales y apremiantes, en otro, colaborando en la vuelta de la unión y el amor a una familia que estaba por distanciarse.
“Cierto tiempo atrás recibí un correo electrónico de Un Rosario por Chile, que entre los temas contaba las gracias que la Santísima Virgen obra a través de él. Les escribí solicitando unos rosarios para compartir con unos amigos. Prontamente llegaron a mi casa en sus hermosas bolsitas y fue entonces cuando el Señor empezó a mostrarme el camino a quienes entregárselos.
“Verónica la hija menor de Sonia estaba muy afligida, ya que a su esposo no le va muy bien en el trabajo y con una bebita, el dinero se hacía poco en casa.
“El 23 de diciembre del año pasado vi un aviso de una empresa, que buscaba señoras del sector para trabajar haciendo aseo en sus oficinas desde las 19:00 a las 22:00 hrs. Llame inmediatamente a Sonia para contarle y juntarnos al día siguiente para acompañar a Victoria. Llevé los Rosarios y le pase uno a ella.
“Tres días después, el 26 la llamaron para avisarle que había sido seleccionada entre un amplio número de personas que habían postulado.
“Con mucha alegría me contaba que no podía encontrar mejor trabajo, ya que puede atender a su hijita durante el día, además de hacer las labores del hogar y luego, cuando su esposo llega de su trabajo, poder ir tranquilamente al suyo.
“Está dichosa de poder colaborar económicamente en su casa y esta felicidad se la atribuye a un milagro del Santo Rosario, que llego a sus manos justo antes de la entrevista laboral.
“Mario, marido de Sonia, trabaja en un campo agrícola. El dueño del campo le pidió que trabajara el 25 de diciembre. Le pasó una pala para que limpiara la maleza de una superficie de un par de hectáreas.
“Con resignación acató la orden. Pero sentía en su bolsillo el Rosario que le había regalado días antes, mientras pensaba que al llegar al final del sitio limpiando la maleza, demoraría tanto, que ya estaría creciendo en el principio.
“Fue entonces que apareció un joven con una retroexcavadora y le preguntó si debía limpiar todo ese terreno. El joven le pidió que se retirara y en unos pocos minutos, había limpiado todo el terreno, acumulando la maleza en un solo lugar.
“Cuando Mario preguntó cuánto debía por tan inmenso favor, el joven dijo que al contrario, él se sentía pagado por haberle permitido ayudar, ya que no podría haberse ido tranquilo a su casa, pensando en esa persona que hacia un trabajo imposible de lograr con sólo una pala.
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“Patricia tiene dos hijos, pero la mayor, Fernandita entrada ya en la adolescencia se estaba poniendo rebelde y desordenada. Salía por las noches, llegaba tarde e incluso era insolente con sus padres.
“Un día, Fernandita me contó que haría los exámenes para entrar a la Escuela de Carabineros. Aproveché la oportunidad y le di un Rosario para que le fuese bien en la postulación.
“A los pocos días Patricia, muy contenta, vino a hablar conmigo. Me contaba que el Rosario había llamado muchísimo la atención de su hija, haciendo preguntas y averiguando todo lo relacionado con él. Más, grande y grata fue la sorpresa, cuando a partir del 8 de Noviembre la chica pidió a toda su familia que se reuniera para rezarlo, aprovechando que comenzaba el Mes de María.
“Desde entonces, Fernandita se porta muy bien, obedece a sus padres y no pelea con su hermano menor. Sale con su familia y durante el día colabora en los quehaceres del hogar y en el cuidado de su hermano.
“Hace unos días me contó que postuló a Ingeniería Civil y que estaba muy contenta ya que había sido seleccionada y fue entonces cuando vi el gran milagro: Fernandita postuló a la Escuela de Carabineros para estar lejos de su hogar y pudo darse cuenta que no era eso lo que quería y que aún podían salvar la unidad familiar.
“Hoy veo una familia feliz, en que todos colaboran en el proceso de matrícula de Fernandita y preparan unas ansiadas vacaciones familiares al sur.”