La Virgen María, Protectora de los 33 Mineros Chilenos
El día 13 de octubre de 2010 durante la tradicional audiencia del miércoles el entonces Papa, Benedicto XVI, expresó su unión espiritual y petición a Dios por los 33 mineros chilenos sepultados bajo las rocas en la mina San José al norte del país… justo cuando se desarrollaban los trabajos de salvamento de los sepultados. Pero estos hombres y sus familias no contaban únicamente con la oración del Santo Padre durante esta prisión de dos meses a casi 700 metros de profundidad. También habían recibido un rosario, bendecido por el Papa, entregado por mano del Cardenal chileno Francisco Javier Errázuriz Ossa, a través del tubo del sondeo.
A estos mineros sepultados en una mina de cobre y oro el día 5 de agosto, fiesta de “María de las Nieves”, se les había dado por muertos en un primer momento. Pero pasados 17 días, el 22 de agosto, fiesta de “María Reina”, se logró un primer contacto con ellos; y exactamente el 13 de octubre, última fecha de las apariciones de la Virgen de Fátima y día del gran milagro del sol, fueron traídos a la luz del día.
Muchos de estos hombres tenían escritas sobre sus camisas las palabras “Gracias Señor”. Sus presentes y esperanzadas familias exclamaron entonces: “Milagro”. El primer salvado, Esteban Rojas, se arrodilló, levantó sus manos en oración y alabó a Dios. El segundo salvado, Mario Sepúlveda, dijo ante las cámaras de televisión: “Ahí abajo estaban Dios y el diablo. Dios ganó”.
Esta victoria de la luz se refleja también en la escena que se pudo confirmar en Fátima hace 93 años atrás. Hombres esperando, llenos de confianza, y al final el gran milagro. Un sol como bailando y una luz fantástica en todos colores. En aquel tiempo, 13 de octubre de 1917, perseveraron hasta el final miles de personas llenas de impaciencia por experimentar un milagro anunciado, como en el caso de Chile, cuando alrededor del globo, millones de espectadores querían presenciar el milagro del salvamento. También en Fátima se arrodillaron los fieles en el suelo en agradecimiento y rezaron en voz alta: “Milagro”, “Creo en Dios” y “Ave María”. Como el 13 de octubre de 1917 en Fátima, llegaron el 13 de octubre de 2010 en la mina de San José, seres humanos de las tinieblas a la luz.
(Extracto de “Vatican Magazin” Noviembre de 2010 pág. 65/ Reproducido en Un Rosario por Chile por Gentileza del sacerdote P. Vinzenz Gottshalk Puder)