A orar y ser pacientes nos invita el Papa Francisco

“El Señor entra lentamente en la vida de Abraham. Tiene 99 años cuando le promete un hijo. En cambio entra de inmediato en la vida del leproso: Jesús escucha su oración, lo toca y he aquí el milagro”. Es lo que afirmó el pasado 28 de junio el Papa Francisco en su Homilía durante la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta.

“Cuando el Señor viene – observó el Papa – no siempre lo hace de la misma forma. No existe un protocolo de acción de Dios en nuestra vida”, “no existe”. “Lo hace de una forma, la otra vez de otra”. “Siempre – recalcó – existe este encuentro entre nosotros y el Señor”.

papa francisco reza a la virgen de lujan https://unrosarioporchile.cl

“El Señor escoge siempre su modo de entrar en nuestra vida. Muchas veces lo hace tan lentamente, que caemos un poco en el riesgo de perder la paciencia: ‘Pero Señor, ¿cuándo?’ Y rezamos, rezamos… Y no llega su intervención en nuestra vida. Otras veces, cuando pensamos en aquello que el Señor nos ha prometido, que es tan grande, somos un poco incrédulos, un poco escépticos y como Abraham – un poco a escondidas – reímos… La Primera Lectura dice que Abraham agachándose, se puso a reír. Un poco de escepticismo. “¿Acaso le va a nacer un hijo a un hombre de cien años? ¿Y puede Sara, a sus noventa años, dar a luz?”

“Cuantas veces, cuando el Señor no viene – reflexionó el Pontífice– no hace el milagro y no hace aquello que queremos que Él haga, nos volvemos impacientes o escépticos”.

“El Señor toma su tiempo. Pero también Él, en esta relación con nosotros, tiene tanta paciencia. No sólo nosotros debemos tener paciencia: ¡Él la tiene! ¡Él nos espera! Y nos espera ¡hasta el final de la vida!”.

“Él entra siempre, Él está comprometido con nosotros, pero lo hace a su manera y cuando Él piensa que es mejor. Sólo nos dice aquello que dijo a Abraham: ‘Camina en mi presencia y sé perfecto’, sé irreprensible, es la palabra justa. Camina en mi presencia y trata de ser irreprensible. Éste es el camino con el Señor y Él interviene, pero debemos esperar, esperar el momento, caminando siempre en su presencia y tratando de ser irreprensibles. Pidamos esta gracia al Señor: caminar siempre en su presencia, tratando de ser irreprensibles’.